SPOILER: el final te quedarás :O no digo más ahora disfrutad de la lectura :D
Atravesamos la desierta
plaza de piedra, por la que pasea lúgubremente el olvido y el polvo. En el
horizonte se recortan las suntuosas casas de la Aldea, de las cuales, solo en
una arde el fuego en la chimenea en cada atardecer. Cruzamos lo que queda del
antiguo quemador, el mercado negro de la Veta, barrido por el viento y nos
adentramos en la Aldea, una calle de baldosines dorados a cuyos lados se
extiende un sinfín de casas iguales, rodeadas por una valla despintada que
delimitan lo que antes era un pulcro jardín, ahora reducido a una enmarañada
mata de vegetación que engulle los escalones de piedra del porche, y asciende
despiadadamente por la facha. Ya no hay jardineros que poden las plantas, ni
recubran de pintura la valla, pues una vez acabaron los juegos estas casa
estarían condenadas al eterno abandono.
Un suave empujón con el
pie abre la puerta de la cerca que rodea nuestro jardín y es ahora cuando
libero a Gale de la presa de su brazo, permito que corra hacia el pórtico y que
con su pequeña mano golpee repetidamente la puerta principal.
La puerta de la verja
se cierra con un chirrido y con un brusco movimiento arrojo el arco y el carcaj
a la mullida hierba del patio.
El portón principal se
abre lentamente y por el espacio
proyectado aparece el rostro de Prim. Sus ojos azules y llenos de vida
nos estudian con detenimiento mientras sus labios esbozan una sonrisa burlona
-
¿No habéis cazado nada?- se mofa la niña
-
No había nada que cazar- me precipito,
previendo la discusión que se avecinaba entre hermanos- Vamos entrad en casa,
esta anocheciendo.
Una vez ambos han
entrado en casa, me tomo unos minutos para relajarme, me siento en el rebate
del porche y me masajeo las sienes en un intento de aplacar el dolor de cabeza.
Ahora que estoy sola, que nadie mi observa y estudia mi expresión, me abandono
a un silencioso llanto mientras el sol se oculta en el horizonte dejando
huérfano al cielo .Ahora son las estrellas las mudas testigos de mi dolor.
Pero me sorprende ver
que no es mi hermana pequeña quien acude de nuevo a mi mente, sino que de esta,
brotan los recuerdos de mi vida junto a Peeta, del nacimiento de mis hijos, de
sus primeros pasos, de los cumpleaños y las Navidades juntos…Extrañamente son
recuerdos felices de horas pasadas. No puedo evitar dibujar una sonrisa cuando
rememoro el día en el que Peeta me pidió matrimonio.
Era una tarde de
septiembre y tras la insistencia e incluso suplicas de Peeta decidí acompañarle
en su paseo a la pradera. Caminábamos tranquilamente, con las manos enlazadas,
por las solitarias callejuelas del distrito 12 hasta el prado. Cuando alcanzamos
el verde valle, Peeta me condujo ladera abajo hasta una lona naranja que había extendido sobre la húmeda tierra y, oculta por
la manta, en un extremo, había una canastilla de mimbre provista de comida.
-¿Desea la señora una
cena al aire libre?- pregunto cortésmente Peeta, en un desastroso intento de
imitar la voz del Capitolio.
Me fue inevitable
reprimir una sonrisa y pese a no tener demasiado apetito acepte la invitación
de buena gana. Nos arrodillamos sobre la gruesa lona y tras una ligera comida
de queso de cabra untado en toscas rebanadas de pan, ambos nos tumbamos sobre
la suave hierba del prado que se mecía al compás de la brisa nocturna.
-Hacía tiempo que las
estrellas no brillaban tan fuerte- comentó Peeta con esa voz dulce y
encantadora.
Fijé mi atención en el cielo púrpura salpicado de
estrellas que relucían como perlas. La belleza del firmamento me abrumó y me
acurruqué torpemente junto a él, quien extendió sus brazos y me rodeo con
ellos, en un inconsciente acto de protección. Me abandoné
a la calidez de su piel y dejé escapar los minutos a cada suspiro. Deseaba
estar así por siempre, en este pequeño mundo sosegado y rebosante de belleza,
en este pequeño universo sin dolor. La voz de Peeta me sobresaltó y me arrancó
de mis pensamientos
-¿Me quieres real o no?
Aquella pregunta solía
repetírmela todos los días desde hace meses, siempre obteniendo la misma
respuesta, era como una rutina entre ambos. Pero esta vez tenía un carácter
diferente, aun no sé si por la entonación o por el momento en el que la
formuló, pero estaba segura que mi respuesta acarrearía algo más que la sonrisa
que siempre nos dedicábamos tras mi afirmación. Estaba segura que mi respuesta
accionaria algo, pondría en marcha algún mecanismo y es por eso por lo que me tomé
unos segundos de reflexión antes de responder.
Me incorporé lentamente
tras deshacer el nudo de sus brazos, y lo observé detenidamente.
Bañados por la luz de
la luna sus ojos, expectantes, resplandecían con un brillo azulado, su piel
erizada por la brisa había adoptado un color plateado, y sus labios se curvaban
en una amable sonrisa. Era Peeta, era el chico del pan, el que tantas veces me
salvo la vida, el que velaba mis sueños y pesadillas, el que estuvo a mi lado
para devolverle la cordura y el sentido a mi mundo de locura. Era Peeta
-Real.
………………….
-Katniss-es una voz
solemne y grave-¡Katniss¡
Alguien me zarandea por
los hombros difuminando en mi mente la escena de la pradera y devolviéndome a
la realidad.
Peeta esta arrodillado
frente mí y me sostiene por los hombres. Tiene el ceño fruncido y su rostro ha
adoptado una expresión seria. Inmediatamente la preocupación y las dudas me
abordan.
-¿Qué ocurre?-me
apresuro en preguntar mientras estudio las crispadas facciones y su tez pálida.
-Entra en casa-me
ordena- tenemos que hablar.
Esta última frase
únicamente consigue avivar aun más la llama de la incertidumbre, sin embargo
sigo sus indicaciones y me apresuro en incorporarme. Acepto la mano que Peeta
me ha tendido para entrar en casa y juntos atravesamos el umbral de la puerta.
Me conduce hacia la
cocina y forzando un tono amable me pide que tomo asiento.
-¿Qué ocurre,
Peeta?-vuelvo a preguntar, pues siento que la impaciencia me devora
rápidamente.
Peeta arrastra una
desvencijada silla de un extremo de la cocina y se coloca enfrente mía .Toma
mis manes entre las suyas y inspira una bocanada de aire antes de disponerse a
hablar.
-Haymitch ha llamado
mientras tú y Gale estabais en el bosque- comienza con voz pausada apretando
mis manos entre las suyas- tenía algo muy importante que contarme, algo que
según él no podía esperar. Le ha llegado una información muy valiosa procedente
de unos contactos, que dice, son fiables. Al parecer conforme avanzaba la
rebelión, el Capitolio decidió infiltrar y comprar a una serie de soldados y
comandantes que apoyasen supuestamente a los rebeldes, para que, si en el caso
hipotético de que resultase este bando el ganador, el Capitolio aun tuviese una
esperanza de subsistir una vez cayese la ciudad y el presidente Snow.-Peeta se
detiene para valorar el efecto que
habían causado sus palabras sobre mi y este debió de ser devastador porque
decide detener la explicación.
Cada palabra era como
un mazazo y de repente siento un agudo pinchazo en la sien.
Intento
desesperadamente no marearme y mantener un mínimo de compostura para
tranquilizar a mi marido que me mira asustado. No estoy preparada para seguir
escuchando pero aun así muevo la cabeza para que continuara hablando.
-En cada distrito
infiltraron a un grupo de miembros del Capitolio y compraron a otros cuantos
rebeldes. Aun no tenemos los nombres de
todos los traidores, ya que es una tarea complicad y Haymitch no quiere
levantar sospechas. En el distrito 1, un tal Rahjal Murphy, supuestamente un miembro secreto de la congregación
del Capitolio, al no aparecer nunca en televisión ni ser una imagen pública era
un primer candidato perfecto para actuar como infiltrado. En el distrito 7 Tomm
Fratchness, en el 8 Burher Thorton y Shasha Climb, en el nueve……
Los nombres fluyen unos
tras otros en una cadena incesable. Durante la explicación me había zafado de
las manos de Peeta y ahora me aferro con fuerza al borde de la mesa intentando
recordar cómo se respiraba.
-
Anayhia Worht….. Marc Bendher.....
Los labios de Peeta no
paran de pronunciar nombres sin sentido, uno tras otro hasta que de repente se
detiene y fija sus grandes ojos azules en los míos, por primera vez veo
reflejado auténtico pánico en ellos. Las siguientes palabras las pronuncia
lentamente y al final de la frase su voz de se quiebra, temblorosa
-Scott, Paylor Scott.
:O me dejaste sorprendida!! Me gusta =)
ResponderEliminar¡¿Paylor?! ¡¿La nueva presidenta de Panem?! :O Oh my God! Pues sí que me has sorprendido pero bien. Espero el siguiente con impaciencia ;) Besos
ResponderEliminarö maldita perra presiento que tu historia va a tener acción, me encanta. Espero el siguiente!!!
ResponderEliminarun beso!
Hola chicas! me alegra de que os este gustando :) esta tarde habrá nuevo capitulo :D
ResponderEliminarWTF?! Paylor?! No puedes ser!! Me acabas de dejar asi Ö Me encanta tu historia, espero el siguiente con impaciencia!!
ResponderEliminarUn besoo
No no no NOOOOOOOOOO!!! Paylor?! Será guarra la Scott!!
ResponderEliminarMe encantscomo escribees!! Yo también tengo un blog: http://idlosprotectores.blogspot.com.es/ me encantaria que os pasaseis a leerlo y me afiliarais, yo ya tengo vuestro blog afiliado;)
Un besooo!!
jajaja pensaste lo mismo que yo xD a mi nunca me cayó bien... aunque en el libro no sea mala jaja ya estas afiliada :)
Eliminarmagradezco mucho todos los comentarios¡¡¡
ResponderEliminarooooo dios mio pensava que era la familia del siete o sae la grasienta pero nunca me imaginaria que fuera ella sucia traidora mentirosa
ResponderEliminarME ENCANTAS ERES INCREIBLE