martes, 7 de agosto de 2012

Capitulo 2

¡Aquí tenéis ya el capitulo 2! Por lo que veo ya hay varias lectoras y que os está gustando la historia :) Espero que este también os guste.
SPOILER: el final te quedarás :O no digo más ahora disfrutad de la lectura :D



Atravesamos la desierta plaza de piedra, por la que pasea lúgubremente el olvido y el polvo. En el horizonte se recortan las suntuosas casas de la Aldea, de las cuales, solo en una arde el fuego en la chimenea en cada atardecer. Cruzamos lo que queda del antiguo quemador, el mercado negro de la Veta, barrido por el viento y nos adentramos en la Aldea, una calle de baldosines dorados a cuyos lados se extiende un sinfín de casas iguales, rodeadas por una valla despintada que delimitan lo que antes era un pulcro jardín, ahora reducido a una enmarañada mata de vegetación que engulle los escalones de piedra del porche, y asciende despiadadamente por la facha. Ya no hay jardineros que poden las plantas, ni recubran de pintura la valla, pues una vez acabaron los juegos estas casa estarían condenadas al eterno abandono.
Un suave empujón con el pie abre la puerta de la cerca que rodea nuestro jardín y es ahora cuando libero a Gale de la presa de su brazo, permito que corra hacia el pórtico y que con su pequeña mano golpee repetidamente la puerta principal.
La puerta de la verja se cierra con un chirrido y con un brusco movimiento arrojo el arco y el carcaj a la mullida hierba del patio.
El portón principal se abre lentamente y por el espacio  proyectado aparece el rostro de Prim. Sus ojos azules y llenos de vida nos estudian con detenimiento mientras sus labios esbozan una sonrisa burlona
-          ¿No habéis cazado nada?- se mofa la niña
-          No había nada que cazar- me precipito, previendo la discusión que se avecinaba entre hermanos- Vamos entrad en casa, esta anocheciendo.
Una vez ambos han entrado en casa, me tomo unos minutos para relajarme, me siento en el rebate del porche y me masajeo las sienes en un intento de aplacar el dolor de cabeza. Ahora que estoy sola, que nadie mi observa y estudia mi expresión, me abandono a un silencioso llanto mientras el sol se oculta en el horizonte dejando huérfano al cielo .Ahora son las estrellas las mudas testigos de mi dolor.
Pero me sorprende ver que no es mi hermana pequeña quien acude de nuevo a mi mente, sino que de esta, brotan los recuerdos de mi vida junto a Peeta, del nacimiento de mis hijos, de sus primeros pasos, de los cumpleaños y las Navidades juntos…Extrañamente son recuerdos felices de horas pasadas. No puedo evitar dibujar una sonrisa cuando rememoro el día en el que Peeta me pidió matrimonio.
Era una tarde de septiembre y tras la insistencia e incluso suplicas de Peeta decidí acompañarle en su paseo a la pradera. Caminábamos tranquilamente, con las manos enlazadas, por las solitarias callejuelas del distrito 12 hasta el prado. Cuando alcanzamos el verde valle, Peeta me condujo ladera abajo hasta una lona naranja que había  extendido sobre la húmeda tierra y, oculta por la manta, en un extremo, había una canastilla de mimbre provista de comida.
-¿Desea la señora una cena al aire libre?- pregunto cortésmente Peeta, en un desastroso intento de imitar la voz del Capitolio.
Me fue inevitable reprimir una sonrisa y pese a no tener demasiado apetito acepte la invitación de buena gana. Nos arrodillamos sobre la gruesa lona y tras una ligera comida de queso de cabra untado en toscas rebanadas de pan, ambos nos tumbamos sobre la suave hierba del prado que se mecía al compás de la brisa nocturna.
-Hacía tiempo que las estrellas no brillaban tan fuerte- comentó Peeta con esa voz dulce y encantadora.
Fijé  mi atención en el cielo púrpura salpicado de estrellas que relucían como perlas. La belleza del firmamento me abrumó y me acurruqué torpemente junto a él, quien extendió sus brazos y me rodeo con ellos, en un inconsciente acto de protección. Me  abandoné  a la calidez de su piel y dejé escapar los minutos a cada suspiro. Deseaba estar así por siempre, en este pequeño mundo sosegado y rebosante de belleza, en este pequeño universo sin dolor. La voz de Peeta me sobresaltó y me arrancó de mis pensamientos
-¿Me quieres real o no?
Aquella pregunta solía repetírmela todos los días desde hace meses, siempre obteniendo la misma respuesta, era como una rutina entre ambos. Pero esta vez tenía un carácter diferente, aun no sé si por la entonación o por el momento en el que la formuló, pero estaba segura que mi respuesta acarrearía algo más que la sonrisa que siempre nos dedicábamos tras mi afirmación. Estaba segura que mi respuesta accionaria algo, pondría en marcha algún mecanismo y es por eso por lo que me tomé unos segundos de reflexión antes de responder.
Me incorporé lentamente tras deshacer el nudo de sus brazos, y lo observé detenidamente.
Bañados por la luz de la luna sus ojos, expectantes, resplandecían con un brillo azulado, su piel erizada por la brisa había adoptado un color plateado, y sus labios se curvaban en una amable sonrisa. Era Peeta, era el chico del pan, el que tantas veces me salvo la vida, el que velaba mis sueños y pesadillas, el que estuvo a mi lado para devolverle la cordura y el sentido a mi mundo de locura. Era Peeta
-Real.
………………….
-Katniss-es una voz solemne y grave-¡Katniss¡
Alguien me zarandea por los hombros difuminando en mi mente la escena de la pradera y devolviéndome a la realidad.
Peeta esta arrodillado frente mí y me sostiene por los hombres. Tiene el ceño fruncido y su rostro ha adoptado una expresión seria. Inmediatamente la preocupación y las dudas me abordan.
-¿Qué ocurre?-me apresuro en preguntar mientras estudio las crispadas facciones y su tez  pálida.
-Entra en casa-me ordena- tenemos que hablar.
Esta última frase únicamente consigue avivar aun más la llama de la incertidumbre, sin embargo sigo sus indicaciones y me apresuro en incorporarme. Acepto la mano que Peeta me ha tendido para entrar en casa y juntos atravesamos el umbral de la puerta.
Me conduce hacia la cocina y forzando un tono amable me pide que tomo asiento.
-¿Qué ocurre, Peeta?-vuelvo a preguntar, pues siento que la impaciencia me devora rápidamente.
Peeta arrastra una desvencijada silla de un extremo de la cocina y se coloca enfrente mía .Toma mis manes entre las suyas y inspira una bocanada de aire antes de disponerse a hablar.
-Haymitch ha llamado mientras tú y Gale estabais en el bosque- comienza con voz pausada apretando mis manos entre las suyas- tenía algo muy importante que contarme, algo que según él no podía esperar. Le ha llegado una información muy valiosa procedente de unos contactos, que dice, son fiables. Al parecer conforme avanzaba la rebelión, el Capitolio decidió infiltrar y comprar a una serie de soldados y comandantes que apoyasen supuestamente a los rebeldes, para que, si en el caso hipotético de que resultase este bando el ganador, el Capitolio aun tuviese una esperanza de subsistir una vez cayese la ciudad y el presidente Snow.-Peeta se detiene  para valorar el efecto que habían causado sus palabras sobre mi y este debió de ser devastador porque decide detener la explicación.
Cada palabra era como un mazazo y de repente siento un agudo pinchazo en la sien.
Intento desesperadamente no marearme y mantener un mínimo de compostura para tranquilizar a mi marido que me mira asustado. No estoy preparada para seguir escuchando pero aun así muevo la cabeza para que continuara hablando.
-En cada distrito infiltraron a un grupo de miembros del Capitolio y compraron a otros cuantos rebeldes. Aun  no tenemos los nombres de todos los traidores, ya que es una tarea complicad y Haymitch no quiere levantar sospechas. En el distrito 1, un tal Rahjal Murphy,  supuestamente un miembro secreto de la congregación del Capitolio, al no aparecer nunca en televisión ni ser una imagen pública era un primer candidato perfecto para actuar como infiltrado. En el distrito 7 Tomm Fratchness, en el 8 Burher Thorton y Shasha Climb, en el nueve……
Los nombres fluyen unos tras otros en una cadena incesable. Durante la explicación me había zafado de las manos de Peeta y ahora me aferro con fuerza al borde de la mesa intentando recordar cómo se respiraba.
-          Anayhia Worht….. Marc Bendher.....
Los labios de Peeta no paran de pronunciar nombres sin sentido, uno tras otro hasta que de repente se detiene y fija sus grandes ojos azules en los míos, por primera vez veo reflejado auténtico pánico en ellos. Las siguientes palabras las pronuncia lentamente y al final de la frase su voz de se quiebra, temblorosa
-Scott, Paylor Scott.

9 comentarios:

  1. ¡¿Paylor?! ¡¿La nueva presidenta de Panem?! :O Oh my God! Pues sí que me has sorprendido pero bien. Espero el siguiente con impaciencia ;) Besos

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  2. ö maldita perra presiento que tu historia va a tener acción, me encanta. Espero el siguiente!!!

    un beso!

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  3. Hola chicas! me alegra de que os este gustando :) esta tarde habrá nuevo capitulo :D

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  4. WTF?! Paylor?! No puedes ser!! Me acabas de dejar asi Ö Me encanta tu historia, espero el siguiente con impaciencia!!
    Un besoo

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  5. No no no NOOOOOOOOOO!!! Paylor?! Será guarra la Scott!!
    Me encantscomo escribees!! Yo también tengo un blog: http://idlosprotectores.blogspot.com.es/ me encantaria que os pasaseis a leerlo y me afiliarais, yo ya tengo vuestro blog afiliado;)
    Un besooo!!

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    1. jajaja pensaste lo mismo que yo xD a mi nunca me cayó bien... aunque en el libro no sea mala jaja ya estas afiliada :)

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  6. magradezco mucho todos los comentarios¡¡¡

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  7. ooooo dios mio pensava que era la familia del siete o sae la grasienta pero nunca me imaginaria que fuera ella sucia traidora mentirosa
    ME ENCANTAS ERES INCREIBLE

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